«La fuerza creadora escapa a toda denominación (…) Probablemente ella misma es materia, una forma de materia que no es perceptible con los mismos sentidos que los otros tipos conocidos de materia. Pero es preciso que se deje reconocer en la materia conocida. Incorporada a ella debe funcionar, Unida a la materia debe tomar cuerpo, devenir forma, realidad».
Paul Klee. Teoría del arte moderno
Exponen: Marina Aschero, Ceci Candia, Silvia Cohen, Mona Olsiewicz, Gabriela Versiglia
Buscar, mover, volar, fluir, transformar. En los relatos de sus procesos de trabajo se destacan los verbos, hay sobre todo acción. Gaby, Mona, Silvia, Ceci, Marina, se han atrevido a jugar. A recuperar la práctica del juego desde su lugar de adultas. A convocar a su espíritu niño en el arrojo osado, en una búsqueda minuciosa o en un tanteo tímido. A veces en puntas de pie, a veces desbordadas por un impulso que no se sabe bien de dónde viene. Con humor, con desfachatez, con delicadeza, con miedo a veces, con frustraciones y con éxitos.
Se trata de darle permiso a esa primera intuición, lo demás se va revelando en el movimiento. Con la práctica cotidiana, en el hacer sostenido, cada juego va desplegando sus propias reglas, modelando unas formas particulares, haciendose visible en una materia. Dibujos, pinturas, collages, experimentos digitales que hoy dan un paso más al salir del taller al encuentro del mundo. Nos invitan a participar en el juego.
Es una alegría, una gran emoción y un privilegio enorme asistir a esos procesos donde la cosa va tomando forma y nace.
Es también una apuesta política. La apuesta por una forma de vivir que busca dar lugar a lo propio desde un lugar más amable. A corrernos de la mirada productivista, utilitarista del rendimiento. A respetar el ritmo de la respiración de cada unx. A valorar los procesos compartidos.
En definitiva pintamos para mirar el mundo activamente, para darle nuevos sentidos, para entender como se entiende con las manos, para encontrarnos con lo que nos mueve y darle formas nuevas y para compartirlo. Porque reconforta ver que en todas sus manifestaciones diferentes esa fuerza que nos mueve en el fondo se parece bastante y que cuando se comparte crece.